De unos años para acá, las grandes cadenas de supermercados y los centros comerciales se han encargado de infundir en la mayorÃa de nosotros la psicosis de la navidad. Recuerdo que, en mis años mozos, los centros comerciales y los santas con sus renos comenzaban a invadir los centros comerciales por ahà de la primera semana de diciembre, haciendo que la emoción de esperar la navidad los recibiera con gran ánimo.
Poco a poco, sin embargo, comenzaro a recorrer hacia atrás la llegada de las decoraciones y las «ofertas» navideñas. Desde hace tres o cuatro años ya se notaba bastante raro que aún no se fueran las últimas calaveritas ni las máscaras de DÃa de Muertos, cuando ya anunciaban la llegada de Santa Claus para tomarse la foto con él. Esto era ya por la segunda semana de noviembre.
Pero este año ha sido por demás inaudito. En WalMart los motivos navideños y todo para adornar nuestra casas ni siquiera dieron espacio a que se notara el mentado Halloween. Desde la segunda semana de Octubre ya podÃan verse esos Santas inflables que meten y sacan un reno de su chimenea, entre otras curiosidades.
Entonces surge la pregunta: ¿dónde va a parar?, Porque a este paso, dentro de tres años vamos a ver artÃculos navideños desde agosto! y en unos 10 años, pues ya de plano ni los van a quitar de las tiendas. A mà esto se me hace enfermo, sobre todo porque exaltan la parte comercial de la navidad. Claro, no nos engañemos, a todos nos emociona qué nos darán en ese intercambio, o cuántos regalos habremos de recibir este año, pero pues debe haber tantito suspenso, algo de emoción, no sé, algo que haga que no se vea de plano tan descarado.
En un afán comercial atroz, las tiendas de autoservicio han puesto desde ya ofertas a 6, 12, 18 y 24 meses «sin intereses» para comprar ese ansiado regalito. De los Walmart salen familias que ganan 3 salarios mÃnimos con pantallas de plasma de 42 pulgadas, que van a terminar de pagar, con mucho esfuerzo, hasta que pase la navidad de 2009!. Y es ahà donde se pone peligroso, porque la gente compra -compramos- como si no hubiera un mañana.
En fin, y para no hacer el cuento largo, independientemente de que a medad de que creces la navidad pasa a ser un hecho menos emocionante, creo que lo que estamos viviendo ya es un exceso. Y escribo esto sólo para sacarlo de mi pecho, porque es un hecho que esta tendencia no va a cambiar. Sólo hay que ver los números que están alcanzando los centros comerciales.